La observación del comportamiento de las orcas realizada por el hombre primitivo del Paleolítico, refugiado de las inclemencias del tiempo y de grandes predadores animales en abrigos y cuevas talladas a mano, historiadas con pinturas rupestres en las paredes, nos rebela el mayor secreto de las orcas, guardado durante miles de años.
La orca ibérica, en su persecución al atún rojo como fuente de alimento, desvela al hombre primitivo la llegada de los atunes en su migración al desove en el Mar Mediterráneo.
Vemos en la Cueva de las Orcas, un calendario solar confeccionado con puntos en la cueva, según los rayos de sol que entran por la fisura de la aleta caudal tallada en la entrada de la cueva.
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